“Dicen que los sueños vienen en distintos colores y sabores, para mí tienen el sabor de una región: Latinoamérica” Ana Prada
Ana comienza un viaje por lo que mal contados son 10 países, se va con un propósito que descubrió años atrás con un pequeño viaje en el interior de su país… un pequeño viaje que la motivó a dejar su puesto en Coca-Cola para trabajar con el campo.
Esta es la historia de una joven que se lanzó y que ahora busca aprender de agroecología empíricamente para contribuir como mejor lo sabe hacer y como siga descubriendo.
De la ciudad al campo: la revelación
Ana estudió administración de empresas en una de las mejores universidades de Colombia y como muchas otras jóvenes colegas quería ser parte de la alta gerencia para luego continuar con el negocio familiar de Salud Ocupacional.
Afortunadamente pudo mezclar sus estudios con sociología, algo que siempre le llamó la atención. Y digo afortunadamente porque gracias a esos estudios fue que Ana pudo visitar Camancha, un pueblo donde trabajó con comunidades campesinas y descubrió en sus propias palabras “una riqueza que la llenó de amor y de espíritu”.
Fue el momento clave para Ana, pues el contacto con el campo y las historias que escuchó a través de la gente le permitieron reconciliarse con sus orígenes. “Comencé a identificar en mí una necesidad de conocer más sobre el campo colombiano para conocerme más a mí misma y materializar la utopía de una Colombia distinta” me cuenta esta joven apasionada.
“¿Cómo fue ese cambió?” Le pregunté sintiéndome identificado con la revelación que Ana había tenido.
“Después de internarme en el campo y conocer cómo viven las personas en esa Colombia rural de la que poco sabemos, sus historias de vida sacaron la mejor versión de mi misma: despreocupada por lo material, reflexiva, servicial y completamente segura de mi misión en este mundo” afirma.
A pesar de ser un profundo cambio en su proyecto de vida, Ana no entró en crisis. “Era como si por el contrario por fin me hubiera reconocido a mí misma, como si hubiera encontrado algo que no sabía que estaba buscando” continúa.
Lo que creo que me toca
Aunque Ana había encontrado un propósito en esta vida, no sabía muy bien como continuar. Acababa de graduarse de administración de empresas, su primera carrera, y para ella lo más importante era obtener experiencia laboral.
Encontró trabajo en el departamento de mercadeo en Coca-Cola y hacia todo para terminar los últimos semestres de su segunda carrera. Tenía mucha proyección en la empresa en un cargo regional en Ibagué, una ciudad a 202 km de donde vivía.
Se mudó sola movida por los beneficios de la gigante nacional, pues también necesitaba pagarse sus últimos semestres de sociología. Pero a pesar de lo bien que figuraba en su hoja de vida un cargo regional en Coca Cola, no estaba bien consigo misma.
“Con nada podía curar la tristeza que sentía en pensar que no era dueña de mi tiempo. Podía estar haciendo cosas que me conmueven más que hacer matrices y planeaciones en una oficina donde realmente no era yo” me cuenta.
Tendría que tomar una decisión dificil: renunciar. Su mamá fue el apoyo que necesitó para entregar su carta de renuncia y empezar a vivir como en realidad quería.
(Lee aquí: Trabajar para Viajar: El arte de emplearse, ahorrar y renunciar)
“Cuando me despedí del gerente de mercadeo, él me dijo que estaba botando una gran oportunidad a la basura, que era muy difícil volver a conseguir una oportunidad así. Pero yo estaba tranquila, sabía que llegarían cosas mejores para mí”.
Y eso fue lo que le paso…
Hago lo que quiero: El fluir de las cosas
“Desde ese día me dediqué a retomar lo que ya había venido construyendo y a estudiar sobre ruralidad y campesinado. Estaba enfocada de lleno a mi tesis de Sociología, viajé por Nariño y el Sur del Cauca” continúa.
Presentó los hallazgos de su tesis de pregrado en un congreso de Sociología Rural en México, y una cosa fue llevando a la otra. La gente conoció que a Ana le fascina lo rural y el trabajo con comunidades, así que empezaron a recomendarla para trabajos en lo que gusta.
Vivió un tiempo en Cúcuta para trabajar con comunidades campesinas de la región del Catatumbo y otros municipios del Norte de Santander, Colombia.
Cómo muchas jóvenes metidas en el trabajo con proyectos sociales, Ana se moría por trabajar con las Naciones Unidas, “apliqué para una vacante que sentía que estaba hecha para mí” me cuenta.
La aceptaron y tuvo la oportunidad de trabajar para la Agencia de Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) formulando proyectos agroproductivos.
Contrario a lo que su exjefe de Coca-Cola le había dicho, Ana no había votado una gran oportunidad a la basura… había obtenido grandes oportunidades más!
Y es que eso es lo que pasa cuando nos arriesgamos a seguir lo que creemos es lo correcto, todo fluye y el universo conspira para que las cosas pasen. A Ana, su pasión por el campo le ha permitido darse cuenta en lo que es buena y a trazarse objetivos que la llenan.
Nuevos retos = Vivir
Ana quiere más y se siente más viva que nunca.
Como fruto de sus experiencias acumuladas, ha decidido en sus propias palabras “desempolvar” su sueño de recorrer Latinoamérica. Pero esta vez con un interés muy concreto: visibilizar las comunidades campesinas como alternativas sostenibles de generación de ingresos, soberanía alimentaria y empoderamiento político/cultural.
Es un viaje con un enfoque profesional e investigativo del que espera adquirir valiosas experiencias con proyectos productivos comunitarios y formular la que sería su tesis de maestría.
Más específicamente, Ana planea visitar fincas agroecológicas, sedes de organizaciones campesinas y fincas campesinas de la región para comprender y proponer estrategias de comercialización a esas comunidades.
“Desde que me propuse hacer este viaje han sucedido cosas tan fantásticas, personas que llegan y situaciones que me hacen sentir que estoy haciendo lo que debo hacer.
Algunas organizaciones productoras me han abierto los brazos y espero visitarlas en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil”.
Su viaje empieza el 2 de Noviembre en México y compartirá con nosotros las imágenes, sonidos de lugares, historias e impresiones a través de su página web 3colibris, un proyecto que nació hace más de un año y que busca visibilizar el campo latinoamericano.
Le agradezco a Ana por compartir su aventura con nosotros y le deseo todo lo mejor. Si quieres saber más de Ana y su proyecto puedes visitar 3colibris o enviarle un correo a: anapradap@gmail.com
Ana Prada
“Un razón de peso para coger la maleta y viajar es el conocer otras formas de ver la vida, de vivir, de hacer la cosas… nos hace ser más empáticos, más capaces de convivir con la diferencia y más compasivos. Eso es lo que necesitan nuestras sociedades, personas valientes y capaces de ponerse en el lugar del otro, comprender sus encrucijadas y deconstruir fronteras” Ana Prada.
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