Cuando les cuento a los demás voluntarios que me voy a quedar en el mismo lugar hasta finales de Abril me preguntan sorprendidos que por qué me quedo tanto tiempo. Creo que les sorprende que no me aburra en “un lugar como este”.

Pero ¿cómo me voy a aburrir en un lugar en el que puedo hacer todo lo que quiero?

Sí, puede que no sea perfecto pero tengo el recurso más importante que es tiempo… ¿acaso no es eso lo que buscamos todos los que viajamos?

Lo que hacemos con ese recurso tan valioso y a la vez tan limitado. Supongo que después de viajar tanto te das cuenta que más que ver lugares increíbles, se trata de lo que dejas a donde vas… al final siempre resultas recibiendo.

Y tengo que ser honesto y es que no creo que mi viaje sería lo que es si no tuviera un proyecto como Vivir Viajar Amar y si no brindara los acompañamientos que ofrezco. Este es mi norte, mi plan a largo plazo y de cierta forma me hace sentir algo de estabilidad.

Y que irónico hablar de estabilidad cuando se está viajando pero la verdad es que en el fondo todos la necesitamos. Tú sabes, esa sensación de tener algo que hacer cada día, mejorar en diferentes ámbitos, aprender o sentir que estamos haciendo algo más grande que nosotros mismos y que importa.

Algunos lo encuentran en la crianza de sus hijos o sacando adelante a su familia, otros en sus respectivos trabajos o en actividades los fines de semana. Es un propósito que solo se puede cumplir con hábitos y rutinas.

Y es que todos las tenemos (o por lo menos deberíamos)… hasta los que viajamos por lagos periodos de tiempo: rutinas para aprender, hábitos saludables, horarios en los que hacemos algo de dinero u otros momentos en los que nos comunicamos con nuestros seres queridos.

En mi caso particular he sentido que los primeros días que llego a un nuevo destino son geniales y a la vez difíciles por la misma razón: salgo de mi rutina a encontrarme con nuevas experiencias pero debo pronto encontrar el tiempo para mí y para lo que escogí hacer, o sino no disfruto.

Tal vez es por la misma razón que te vuelves adicto a viajar, porque tienes más tiempo.

Pero tal vez es la misma razón por la que te aburres al viajar, porque no sabes qué hacer con el tiempo que tienes.

Sí, la gente se aburre.

Diría que es por las expectativas equivocadas de encontrar aventura constantemente, lugares asombrosos y gente súper interesante. Pero también por la falta de un propósito con el viaje.

El viaje como en la vida necesita un norte… ¿por qué carajos estás haciendo esto? ¿Por qué esta ruta?

A lo mejor te das cuenta que no solo viajamos para salir de la rutina sino para escoger una mejor que nos acerque a lo que en realidad queremos o buscamos saber.

De esta forma, cada vez que sentimos que “no tenemos nada que hacer” (porque todos los sentimos) podremos recordar el propósito de viaje y así ocuparnos inmediatamente en lo que una vez nos prometimos a nosotros mismos hacer.

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