No escogimos nuestra familia, el lugar donde nacimos, ni las características específicas de nuestro ADN.
Que lloviera ese día y que nos enfermáramos.
El recorte de personal que nos dejó sin empleo.
La muerte de nuestros seres queridos o su abandono.
La forma en que nos criaron en casa, ni la educación que recibimos en el colegio.
No escogimos muchas cosas que nos marcaron y dictaron el rumbo de nuestra vida.
Algunos de esos momentos no nos agradaron en absoluto y cuando pasaron nos hicieron preguntar un gran “¿POR QUÉ?”.
Pero también hubo momentos mágicos que nos sorprendieron e hicieron ver como si el universo conspirara de nuestro lado.
Momentos en los que alguien creyó en nosotros y de forma desinteresada nos ayudó.
Situaciones en las que encontramos los toques de inspiración y motivación que necesitábamos para terminar algún proyecto o lograr algún objetivo.
Los encuentros casuales que se volvieron amistades de por vida o de los que floreció un primer amor.
Circunstancias que nos hacen caer en cuenta de lo afortunados que somos por tener una vida, una familia, alimentación, salud y comodidades.
***
Continuamente calificamos a esos eventos que se nos salen de las manos como buenos o malos dependiendo de las emociones que produzcan en nosotros.
Si nos hacen felices, maravilloso. Y si no, pues es más duro. Hasta nos duele.
Tal vez no podamos escoger lo que sentimos hacia eso que nos ocurre.
Pero aunque se nos dificulte ver las cosas desde cierta perspectiva, eso es algo que podemos decidir. Podemos escoger cómo responder ante TODO lo que nos pasa.
Podemos perdonar a la gente que nos hiere, agradecer a quienes nos apoyaron y ayudar a quienes lo necesitan.
Podemos ser disciplinados, responsables y perseverantes.
Podemos insistir o descontinuar y abrazar el cambio.
Podemos arriesgarnos y vencer el miedo.
Podemos convencer, reunir recursos que nos hagan falta y trabajar fuertemente.
Podemos conocernos mejor y priorizar lo que más nos importa.
Podemos ahorrar, viajar y escoger dónde trabajar.
Por cada cosa que no podemos controlar existen aún muchas más de las que sí somos responsables: las alternativas entre las que podemos escoger.
***
¿Y tú cómo respondes ante lo que te pasa?
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