Luego de ver el documental Cowspiracy uno de mis amigos se volvió vegano. Si no lo has visto, básicamente este relata los grandes daños ambientales que tiene la ganadería por suplir la demanda global de carne, huevos, leche y otros productos de origen animal.
En resumen, comer animales desde hace rato dejó de ser sostenible por:
*Los insumos de agua y alimento que requiere: La población humana bebe 5,2 billones de galones de agua y come 9,5 kilos de comida al día mientras que las 1.500 millones de vacas beben 45 billones de galones de agua y comen 61 billones de kilos al día.
*La deforestación que implica: la agricultura animal es responsable del 91% de la destrucción del amazonas
*El uso del suelo: 1/3 de la tierra a nivel mundial está desertificada debido a la cría de ganado.
*La contaminación en el agua y la polución: el 51% de la emisión de gases invernadero proviene del ganado (sus heces y flatulencia: metano), mientras que el 13% proviene de los medios de transporte.
*La muerte de otras especies: caza de animales salvajes (como osos y lobos) para proteger ganado; animales marinos atrapados en las masivas redes de pesca etc.
La ganadería es así la principal causa de todos los problemas ambientales actuales.
De esta forma, si eres de los que ahorra agua, recicla y monta bici a todo lado para reducir tu huella ambiental, deberías también considerar dejar de consumir productos animales y pasarte a una dieta basada en plantas… o por lo menos eso es lo que el documental recomienda y hasta la mismas Naciones Unidas (ref 1, ref 2).
¿Es la ingeniería genética la solución?
Sin embargo, la lógica de algunas multinacionales y gobiernos es apostar por alterar la naturaleza de nuestros alimentos e intensificar los procesos de producción. Hacer los alimentos resistentes a los cambios ambientales que estamos sufriendo y más eficientes para su consumo.
Esta lógica se basa en un modelo económico de crecimiento infinito, causa del problema ambiental que nos rodea y por tanto una alternativa equivocada para solucionarlo.
Prácticamente, estas medidas buscan producir más con menos o por lo menos eso es lo que justifican: más maíz con menos terreno y menos herbicidas; más carne con menos agua y cereales; más leche con menos vacas y más huevos con menos pollos, etc.
Y de primerazo parece buena idea. Sin embargo, la población sigue creciendo y el daño también.
Básicamente, los animales que consumimos se alimentan de granos que hoy en día en su mayoría son transgénicos, es decir que han sido genéticamente modificados para ser más resistentes a herbicidas o para contener propiedades defensivas contra los insectos (y hasta para tener mejores propiedades nutricionales argumentan).
La alimentación de animales a base de granos y cereales en lugar del pastoreo resulta aparentemente más barata para los campesinos quienes pueden reducir el espacio necesario para la cría de los animales y el tiempo para desarrollarlos.
Con el crecimiento de la población mundial que pasó de 1 billón de personan en 1812 a más de 7 billones en el 2012 y que se proyecta seguir aumentando, la demanda de alimentos aumenta.
Y debido a la actual dieta de la sociedad esto implica más cría de animales y como consecuencia mayor siembra de granos transgénicos.
Ahora bien, ya sabemos los daños ambientales de la ganadería. Sin embargo, el uso de granos transgénicos ha resultado en maleza resistente a herbicidas, lo que ha aumentado el uso de herbicidas en los cultivos.
Estos herbicidas contienen ácido 2,4-diclorofenoxiacético, atrazina y/o glifosato, entre otros componentes contaminantes para el medio ambiente, tóxicos para varios animales y que se han asociado como posibles cancerígenos en seres humanos (ref aquí 1,2,3, 4, 5).
Existen además preocupaciones acerca de los métodos de investigación, la regulación (etiquetado) y los modelos de negocio practicados por empresas multinacionales de semillas transgénicas las cuales buscan imponer patentes a las mismas.
Y eso solamente para el caso específico de las semillas transgénicas. Porque los avances tecnológicos también le apuestan a las hormonas y antibióticos inyectados a los animales directamente, cuyas repercusiones para la salud humana y la vida de los animales son cuestionadas.
En otras palabras, por seguir supliendo la demanda insostenible de alimentos se han creado externalidades que resultan aún más costosas para los gobiernos y la sociedad. La contaminación o toxicidad alimentaria se ha vuelto contaminación del suelo, aire y agua, al igual que incrementa la concentración de poder en unos pocos.
Nos estamos muriendo por todas las vías.
La salud vs el medio ambiente: ¿futuro para quiénes?
Ni siquiera lo orgánico es buena opción. Porque aunque se supone son más saludables, son también más costosos. Lo que hace que solo unos pocos los podamos adquirir y preferir. Además, no siempre son sostenibles para el medio ambiente ya que pueden utilizar más recursos.
Por ejemplo, un animal alimentado con pasto demora 23 meses en desarrollarse, mientras que uno alimentado por granos demora 15 meses. Más tiempo significa mayor uso de agua, tierra y desechos.
Ahora, en cuestión de dietas, cada uno de los seres humanos poseemos necesidades diferentes y biológicamente reaccionamos mejor o peor a ciertos alimentos. Ya sea por genética, los cambios ambientales o las enfermedades que desarrollamos con el tiempo, es un hecho que NO existe una “dieta ideal” para todo el mundo.
Seguro conocerás personas con intolerancia a la proteína de la leche o al gluten (proteína del trigo y otros cereales). Existen personas que aunque no quieran, su cuerpo no tolera diferente tipo de alimentos como las legumbres, cereales y hasta a las frutas.
Por lo tanto, puede que una dieta basada en plantas sea mejor para el medio ambiente pero no necesariamente mejor para todos los seres humanos.
Y es aquí donde se coloca interesante y surgen las preguntas difíciles de responder.
Porque más allá de la salud, la forma como nos alimentamos está arraigada en nuestras culturas. Los modelos que actualmente seguimos hacen que no todos tengan la opción de comer mejor o ‘más sustentablemente’.
…hace parte de nuestra naturaleza supongo: los que mueren y los que sobreviven, los pobres y los ricos, los ganadores y los perdedores.
Desordenes gastrointestinales, obesidad, diabetes, problemas del corazón, alergias, depresión y cáncer, son algunas de las enfermedades que cada vez más personas padecemos.
Mientras tanto, los avances tecnológicos tomarán tiempo y seguramente muchas vidas para descubrir la forma en paradójicamente se quiere salvar al mundo.
¿Evolucionará la raza humana lo suficiente para vivir en un mundo más contaminado?
Así como nuestros ancestros que comieron fruta, vegetales, nueces e insectos, se adaptaron con los años a la carne y luego a las raíces y los tubérculos; ¿nos adaptaremos nosotros a la comida procesada y a las nuevas toxinas introducidas por la dieta moderna?
¿Sobrevivirán los más fuertes o se normalizara nuestro deteriorado estado de salud al punto de convertiremos en una sociedad distópica como la retratada en Wall-E?