Viajar no es fácil. Por lo menos no por largos periodos de tiempo y mucho menos cuando es tu primera vez.
Estando en la ruta he conocido personas que encuentran en su experiencia muchas más cosas negativas que buenas. Constantemente comparan su actual destino con otros lugares y se quejan de la forma en que las cosas funcionan.
Normalmente son más jóvenes o es su primera vez como voluntarios. Y no los culpo. Seguro que compartir un cuarto con otras 4 o 7 personas, cambiar de dieta y vivir en un entorno donde las condiciones de limpiezas no son como en casa es todo un desafío.
Sin embargo, también creo que muchas veces como seres humanos tendemos a armar tormentas en vasos de agua. Y esto es muy subjetivo porque lo que es importante para uno seguramente no lo es para otras personas.
Al viajar salimos de la rutina y nos exponemos a tanta incertidumbre que podemos perder foco de las razones por las cuales empezamos todo en primer lugar.
Lo que una vez era importante como ir a la oficina, hacer los trabajos de la universidad, salir con la novia y visitar a la familia ya no hacen parte de nuestro día a día y eso en vez de ayudarnos nos genera otros problemas.
Nos empezamos a preocupar por cosas insignificantes y nos olvidamos que vinimos fue a enseñar inglés, ayudar a otros y/o a viajar.
Bueno, hasta aquí todo bien… nos pasa a todos. Hay momentos en los que descubrimos que no queremos algo que pensábamos querer porque simplemente no estamos dispuestos a pagar el costo.
… el problema es sin embargo cuando nos quejamos de la situación sin hacer nada o sin recomendar una solución. Nos estancamos y estancamos a los demás alrededor nuestro.
Las quejas son como una enfermedad que se extiende y contagia a todo aquel con el que se empieza contacto. Aquellos con sistema inmunológico bajo son más vulnerables a ser contagiados.
Sin profundizar más en los efectos negativos de las quejas, lo mejor que podemos hacer cuando esto pasa es irnos. Y me alegra cuando personas a mi alrededor (incluyéndome yo mismo) deciden irse porque no se sienten bien. Lo que nos puede pasar es que encontremos mejores lugares u otros no tan buenos pero que nos recordaran lo afortunados que éramos.
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Qué buen escrito! No hay mejores palabras para esa mezcla de sentimientos que prodice viajar. Gracias por compartirlo!
Gracias a ti Carolina! toda la mejor energía 🙂
Creo que la inconformidad en general esta a la orden del dia… es verdad muchas veces pasamos la mayor parte del dia quejándonos por todo, de verdad todo. De viaje aflora aun mas , lo que te puede o no gustar, pero creo tambien sea parte de, valorar las cosas, siento que este valorar te lo da el tiempo que lleves andando por ahí, quiza tambien decidas que te gusta seguir o que no.
Para mi todo es cuestión de decidir en que inviertes tu tiempo, decidir apreciar o no algo, tambien decidir cuanto tiempo le dedicaras a eso que te causa inconformidad.
Pero es verdad, todos pensamos y sentimos diferente, lo que hara la diferencia es como lo recibas y decidas que hacer con eso.
Saludos 🙂
Hola Paulina, estoy muy de acuerdo contigo. Creo que con el tiempo y la experiencia nos volvemos más agradecidos. Grande!
Saludos!